...Y tu
voluntad tira de ti. Quieres seguir avanzando, un metro más, y uno más y
otro...y la mirada perdida sobre el horizonte inmediato. Tienes que llegar,
alcanzar ese punto, superar ese escollo. Pero sabes que no será el último; el
horizonte se convierte en el punto de partida de uno nuevo, más lejano, más
intransitable, más infranqueable y mucho más frustrante y doloroso. Y las
piernas se vuelven muy pesadas, y muy torpes, y muy rebeldes e indisciplinadas.
La orden llega una y otra vez pero una y otra vez el cuerpo se niega a
ejecutarla.¡ Un paso más y otro más y otro ! ¡ Tienes que llegar, convéncete
que puedes, puedes , claro que puedes ! Pero tu cabeza sabe que no, que no
tienes fuerza, ni chispa ni vida. Y quieres decir y gritar basta, y quieres
parar, y echarte, y cerrar los ojos, y dejarte llevar, y abandonarte, y
aislarte, y llorar y llorar. Y todos pendientes de ti, animándote en cada paso,
en cada esfuerzo , en cada logro. Y te cogen del brazo, de la mano, a tu paso.
Y te suavizan el camino, y calman tu angustia, y curan tus heridas, y alivian
tu sed, y alejan tus miedos, y entierran tu desesperanza. Y empiezas a creer
que realmente puedes, que debes y que quieres. ¡ Y llegas ! Y contigo llegamos
todos, porque sin ti no hubiese llegado nadie.
La
primera etapa del Camino Francés me ha confirmado una vez más la importancia
que tiene EL OTRO cuando se atraviesa por circunstancias difíciles. El apoyo,
el ánimo y la solidaridad que se recibe no tiene precio. No hace falta ser rico
para acariciar la auténtica riqueza.
Gracias a todos los que veláis de que nadie se quede atrás. El que más lentamente camina es el que verdaderamente ha de marcar el paso de un grupo solidario...
Gracias a todos los que veláis de que nadie se quede atrás. El que más lentamente camina es el que verdaderamente ha de marcar el paso de un grupo solidario...
Fuente: 3º
premio de microrelato del mes de noviembre.
Edición 2014 Concurso 1000 Caminos de Martín
Códax.
Me gusta mucho como has plasmado esa “ impotencia” que en ocasiones aparece en nuestro caminar …Cuando nuestro cuerpo se agota y nos paraliza, pero debe de ser nuestra ”mente” quién nos recuerde que son nuestros pasos y los de nadie más los que nos han traído a donde estamos y los que nos llevarán al final de la etapa.(Así se hace el Camino)
ResponderEliminarCierto es como describes, que siempre hay alguien que desanda su camino, para regresar por quien ha perdido el paso, ese alguien que transforma ese esfuerzo en un disfrute en cada paso, iluminando tu Camino para que no desistas, para que avances, haciendo ver que tú constancia vencerá cualquier obstáculo.
Estupendo Joaquín ,me ha encantado.