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Homenaje a un desconocido:
Y apareciste bruscamente, sin previo aviso, como si se
tratase de un bulto surgido de la nada, extrapolado por capricho del mismo
satanás hacia aquel punto del camino. Sólo sé que sentí una intensa
sacudida al verlo y definirlo a una mediana distancia. Divisé
un supuesto ser de amplias dimensiones y abruptas formas que avanzaba
con paso lento y sincronizado en
la misma dirección que los poco peregrinos que nos hallábamos en aquel tramo
del camino. La intensa lluvia que aún nos acompañaba no sólo no ayudó a percibir con más nitidez tan
singular y tétrica presencia, sino que la convirtió en más misteriosa y la
envolvió en un espacio mucho más irreal y etéreo. Esa curiosidad no exenta del
miedo que a menudo nos acecha ante lo inexplicable y desconocido aceleró mis
pasos y en poco tiempo la distancia se redujo a unos cuantos metros. Ni el agua
ni el cansancio me impidieron tensar mis
sentidos y centrarme en la contrafachada de aquel sujeto que me había
despertado tan sorprendente inquietud. La cercanía no apaciguó mis ánimos sino
que incrementó mi ansiedad. Un impermeable azul humedecido por el llanto de miles
de niños hambrientos que ocultaba un desproporcionado y deforme bulto constituía la totalidad del ser que centraba
toda mi atención e interés. El paisaje
oscurecido por un cielo enlutado y lloroso , unos peregrinos embutidos, encogidos
y cabizbajos y unas rectas interminables
que se prolongaban hacia el infinito, no eran la mejor mezcla para retar el
inmediato destino con optimisno, mas bien contribuían a ensombrecerlo y embrujarlo.. Aceleré mi
ritmo hasta ponerme a su altura, ladeé tímidamente la cabeza y, con el corazón
revolucionado, observé el perfil del peregrino. De pronto la figura se empequeñeció,
y lo que a cierta distancia parecía ser un
monstruo de longitudes inacabables se convirtió por obra de la bromista
sensatez en un peregrino más humanizado.
Desaparecidas mis fragilidades, miedos y desconciertos volví a elevar mi ritmo
hasta situarme unos metros por delante, me frené en seco, me di media vuelta y, con todo el descaro del que mi valor me
dotó en ese momento, miré fijamente el rostro de tan singular personaje. Una
barba cerrada y recortada, una piel morena y unos ojos espesamente negros,
conformaban el rostro de un joven , a mi entender, de origen posiblemente
paquistaní, indio o de los aledaños. Me desarmé. Aquel ser al que le había
otorgado el estatus de diablo, sobre el que había vertido toda mi
desconfianza y proyectado todos mis
miedos y recelos, se convirtió en una persona digna de todo mi solidaridad y mis mejores deseos.Sin
conocerlo, sin haber recibido de él ni una sola mala mirada, ni un mal gesto,
sin que ni siquiera intuyese mi existencia, me había pertrechado ante él con
todas mis alarmas. Y pensé en él el resto del camino a Calzadilla; en su cuerpo
aterido y entumecido por los intermitentes chaparrones, en el peso de su mochila sobre su encorvada
espalda, en su soledad y en su mirada; y pensé en su supuesto pais, en su
familia, en sus amigos, y en sus amores; pero sobre todo pensé en ese poderoso
sueño que le condujo en ese preciso momento de su vida a encontrarse en ese
punto del camino…
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¡Qué gozada leerte! novechento
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