Nos adentramos en la vecina Cantabria por Ontón para ir a
Otañes, Sámano y al final Castro Urdiales, donde con un vinin retomamos
nuestro viaje a Oviedo, y comimos en La Peral, en la calle, con un frío, en
fin. En otro fin de semana salimos de Castro Urdiales con un día de perros,
lluvia, aire, alerta total, pero eso a nosotros nada
¡cuando nos ponemos nicios!
Fue tremendo, casi patético. Nos fuimos a dormir y al día
siguiente caminamos hasta Laredo, luego Santoña, bordeando el penal, cruzando
la playa de Berría y subiendo El Brusco, bajamos hacia Noja, en un día malo y
lluvioso. Desde allí a Meruelo, y a Güemes, a Galizano y al Monasterio de Santa
María de Latas. Luego bajamos a Somo, comimos y cruzamos la bahía de Santander
en barco, para llegar a la ciudad que le da el nombre. Antes de Santander
dormimos en Escalante, en una casa rural preciosa, yque daban unos desayunos
buenísimos. De Santander salimos por sus calles y polígono industrial para ir a
Santa Cruz de Bezana, Boo, Mogro y Queveda. Después Santillana y Cóbreces para llegara Comillas. A la salida de
Comillas, el río se había llevado el puente y tuvimos que dar un rodeo, cruzar
el campo de golf y llegar a San Vicente de la Barquera. Salimos de San Vicente
de la Barquera con un día estupendo de sol, teniendo frente a nosotros los
Picos de Europa nevados. Precioso. Seguimos hacia Pesúes y Unquera donde acaba
nuestro caminar por tierras cántabras.
Adrés Villa Sandoval.
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