Después de llegar a Santiago desde Oporto, los ánimos
estaban a tope. Nos empezamos a calentar y a brindar y decir aquello de ´por
Irún y como no se nos pone nada por delante,nos plantamos en Irún, un mes de
septiembre de 2008, cuando Oviedo estaba en plenas fiestas de San Mateo, pero
para nosotros no había más fiesta que la que nosotros mismos habíamos creado:
´Hacer el camino de la costa desde Irún, ese era nuestro cartel de fiestas y
nuestro lema durante mucho tiempo.Salimos de Irún, desde el puente un día
espléndido de sol y calor, después de haber dormido en Lastur, sitio sorprendente. Os acordareis de la llegada de noche, que no sabíamos ni donde
estábamos.Desde Irún fuimos hacia el Monasterio de Guadalupe, después bajamos
hacia Pasajes de San Juan, comimos y cruzamos la ría hacia Pasajes de San Pedro.
José María, como no puede ser menos, nos sorprendió a todos con una de sus
actuaciones, en esta ocasión interpretando una habanera. Desde allí subimos al
Faro de la Plata, para después encontrarnos a nuestros pies la Bella Easo, San
Sebastián que estaba en pleno festival de Cine y como no,algunos hasta pisamos
la alfombra rosa.Desde allí a Orio, donde comimos, a Zaráuz, con baño de algunos
gamberros, y a Guetaria donde cenamos en el puerto un pescado exquisito. Siempre
hay alguno que nos busca buenos sitios. De Guetaria a Zamaia, al Monasterio
de Itziar, a Deba, luego a la ermita del Calvario, con bar adosado donde tomamos
algo, repartimos los bocadillos y acometimos el Monte Arno, paisaje precioso, para
bajar hacia Marquina en la que lo primero que vimos fue una Iglesia muy curiosa
y un pueblo que estaba en fiestas. Después Bolibar y el Monasterio de Zanarruza.
Dormimos en un caserío precioso y cenamos un chuletón de muerte;
Chony creo que todavía se acuerda.Siguiendo por unos paisajes preciosos pasamos
por Munitibar, por Mendata y llegamos a Guernica, donde compramos lotería y nos
tocó lo jugado. Llegamos a Larrabetzu y comimos enla plaza, día estupendo, todo
lo contrario de cuando salimos que llovía a mares. Después Lezama y Bilbao.
Comimos donde la Virgen de Begoña, con un frío de muerte y bajamos a laciudad,
nunca mejor dicho, bajamos por montones de escaleras. La ciudad la cruzamos a
toda pastilla, pues el camino nos llevó por unas calles a carreras, porque llovía
y porque« Después Portugalete, localidad emblemática en nuestro caminar por el
Gran Hotel Bellmar. Sin comentarios. Aquí contemplamos el puente colgante y
algunos incluso lo probaron. Al día siguiente hasta la playa de La Arena, donde
comimos. De allí a Pobeña. El paisaje vasco se merece un diez. Para los
caminantes es bastante duro, con sus sube y baja, pero mereció la pena.
Andrés Villa Sandoval.
0 Opiniones :