Y desde las entrañas de esa fotografía en la que quisiste
perpetuarte y recordarte y nos invitaste a mirarte, me miras tal como miraste la cámara
en el instante en que el fogonazo congeló tu mirada cruzada y un rostro
alimentado por todos los miedos, sinsabores y desgracias.
Y desde esa mirada que desafía la indiferencia de cualquier observador, reclamas tu derecho a no ser ignorada ni difuminada por el tiempo y la nada. Y en esa mirada tallada por el trabajo que no concede premios y por la miseria que sólo premia con sufrimiento, veo archivada toda una biblioteca que sólo habla de vidas anónimas tocadas por la inocencia y vapuleadas por la riqueza. Desde esa mirada indefensa, sin muros que la protejan, una multitud de santos se arrodillan al apagar las luces en el ocaso de cada uno de sus días, esperanzados en poder resistir las embestidas del siguiente, para arrodillarse de nuevo y seguir velando por sus vidas. Son los Santos Inocentes, esos seres sin maldad ninguna, sin licencia para prosperar y con todas para el malvivir, los que han sido criados para posar sobre un fondo de piedra y engalanarse con trapos en blanco y negro ajados por el tiempo y la miseria.
Y un poco más allá en la distancia, otras caras más carnosas y más sonrientes , más adornadas y jactanciosas, como si de otra raza se tratara
( según palabras de un querido amigo peregrino) exhiben sin miedos ni acatamientos sus bien alimentadas miradas y el buen género de su festivo atuendo.
Y en el fondo no son ni los unos ni los otros diferentes a nosotros. Sigue habiendo lujosos salones para ambientar prósperas andaduras y paredes de adobe para amparar nobles corazones.
Y desde el centro geográfico del camino Francés, muchos años después, un grupo de peregrinos , a su paso por Sahagún , visitando el Santuario De La Peregrina, no sólo recibieron la Carta Peregrina, sino también la mirada de seres procedentes de un pasado dormido para siempre, suplicando un hueco en nuestro pensamiento. Y por unos instantes, el de nuestras miradas, nos adentramos en el espacio gris desde donde un destello les condujo a nuestro tiempo.
Y ya estamos en el ecuador del camino, y por eso nos hallamos en el epicentro del corazón del mismo. Todo el camino es corazón en sí mismo, y con idéntica fuerza late en Roncesvalles que en Santiago, y en todos y en cada uno de los puntos que conforman el recorrido. Y es ese corazón el que le imprime la fuerza necesaria al peregrino para que no decaiga en su ánimo de llegar a su destino. Y ahí seguimos, con nuestra voluntad intacta, haciendo y amando el camino…
Y desde esa mirada que desafía la indiferencia de cualquier observador, reclamas tu derecho a no ser ignorada ni difuminada por el tiempo y la nada. Y en esa mirada tallada por el trabajo que no concede premios y por la miseria que sólo premia con sufrimiento, veo archivada toda una biblioteca que sólo habla de vidas anónimas tocadas por la inocencia y vapuleadas por la riqueza. Desde esa mirada indefensa, sin muros que la protejan, una multitud de santos se arrodillan al apagar las luces en el ocaso de cada uno de sus días, esperanzados en poder resistir las embestidas del siguiente, para arrodillarse de nuevo y seguir velando por sus vidas. Son los Santos Inocentes, esos seres sin maldad ninguna, sin licencia para prosperar y con todas para el malvivir, los que han sido criados para posar sobre un fondo de piedra y engalanarse con trapos en blanco y negro ajados por el tiempo y la miseria.
Y un poco más allá en la distancia, otras caras más carnosas y más sonrientes , más adornadas y jactanciosas, como si de otra raza se tratara
( según palabras de un querido amigo peregrino) exhiben sin miedos ni acatamientos sus bien alimentadas miradas y el buen género de su festivo atuendo.
Y en el fondo no son ni los unos ni los otros diferentes a nosotros. Sigue habiendo lujosos salones para ambientar prósperas andaduras y paredes de adobe para amparar nobles corazones.
Y desde el centro geográfico del camino Francés, muchos años después, un grupo de peregrinos , a su paso por Sahagún , visitando el Santuario De La Peregrina, no sólo recibieron la Carta Peregrina, sino también la mirada de seres procedentes de un pasado dormido para siempre, suplicando un hueco en nuestro pensamiento. Y por unos instantes, el de nuestras miradas, nos adentramos en el espacio gris desde donde un destello les condujo a nuestro tiempo.
Y ya estamos en el ecuador del camino, y por eso nos hallamos en el epicentro del corazón del mismo. Todo el camino es corazón en sí mismo, y con idéntica fuerza late en Roncesvalles que en Santiago, y en todos y en cada uno de los puntos que conforman el recorrido. Y es ese corazón el que le imprime la fuerza necesaria al peregrino para que no decaiga en su ánimo de llegar a su destino. Y ahí seguimos, con nuestra voluntad intacta, haciendo y amando el camino…
¡Fabuloso Joaquín! Estupenda fotografía inspiradora de un microrrelato de contrastes, donde nos describes esas clases de nuestra España no tan lejana...Me ha dejado una gran impronta.
ResponderEliminarEstupenda descripción de las fotografías de la Peregrina de Sahagún. Ya sabía que escribirías sobre ella.
ResponderEliminarMuy bonita la fotografía y la descripción. Siempre da gusto leer lo que escribe Joaquín.
ResponderEliminarCuanto más miro la fotografía más me gusta. Gracias por compartirla.
ResponderEliminarNovechento, con ese estilo que ya es inconfundiblemente tuyo, con aparente suavidad y envolviéndonos, siempre nos traes una mirada crítica, muy crítica. Habría que ir pensando en una pequeña y familiar auto edición de todos esos relatos que vas dejando aquí. Por su profesión algún compañero podría encargarse, y no señalo a nadie, y hacer una especie de agenda del Camino con tus relatos. Sería un buen regalo para todos en Navidad, por ejemplo. De la financiación que se encargue nuestro tesorero con un fino prorrateo.
ResponderEliminarEfectivamente, como tú dices, las personas de la foto nos miran desde otro mundo, desde otro lado de la frontera, porque “As fronteiras de verdade son aquelas que manteñen a os pobres apartados do pastel”