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Mi Querida Denise:

Y cerraste la puerta con la alegría y la pasión de quien inicia una aventura  largamente planeada  y anhelada, sin saber que la cerrabas por última vez. Y dejaste atrás el hogar en el que creciste y maduraste, en el que forjaste tantos sueños, brindaste por los logrados  y te desconsolaste por los frustrados, sin saber que nunca más ibas a verte protegida por el parapeto de sus paredes, ni por la familiaridad de sus muebles ni por el amor de aquellos con quienes la compartías. Y te alejaste, ignorando que por última vez habías sentido  los besos y los abrazos de quienes siempre recordarían ese último instante como el último en el que te vieron darles el último adiós. La última vez que te verían con vida. Y te estabas despidiendo, sin saberlo, de todo cuanto rodeó y constituyó hasta ese momento tu mundo, el micromundo conocido, en el que nuestras vidas, colmadas de seguridades, rutinas, proyectos, resignaciones, banalidades y otras guisas, se desarrollan sin pena y  sin gloria en el día tras día. Y nada de lo que iba a suceder te fue anticipado, porque nadie , ni siquiera el propio asesino hasta muy poco antes de culminar su atrocidad, supo de tu existencia. Y volaste sobre un cielo azul  ondulado carente de estrellas y profecías en el que ni siquiera una tímida señal  se manifestó y te obligó a desviar el rumbo para resguardarte de tan brutal destino. Y llegaste a ese país con el que soñabas completar un camino,con paso de peregrina, e ir estampando en cada recuadro de la credencial la impronta de cada tramo recorrido  y cada etapa consumida. Y viste como  tu sueño se engalanaba y se recreaba en un escenario real: como cada paisaje era observado y grabado en el diario de tu retina, como cada aroma era imbuido y expandido por cada rincón de tu organismo, como cada objeto era tocado, sondeado,  acariciado o repelido por tus estudiosas manos, como los sonidos y los silencios eran percibidos y descifrados por tus sensibles radares y como la luz alumbraba cada una de las huellas con las que testimoniabas tu paso por el camino. Y coincidiste con innumerables peregrinos que, como tú, cerraron las puertas de sus hogares , se despidieron de sus respectivos micromundos cotidianos, y que como tú, decididos a iniciar y completar el camino o los caminos, para poder volver  mucho más enriquecidos  y mucho más ennoblecidos por cada una de las enseñanzas y por cada uno de los valores  que estas experiencias nos ofrecen y potencian y mucho más agradecidos por todos los regalos  que nos dispensan y enamoran. Y sentiste el camino al sentir sus entrañas, y sentiste como su corazón bombea y expande su sangre por tus arterias y venas, al igual que nutre y bombea el corazón de cada uno de los caminantes que afanosamente van imprimiendo sus huellas en el diario del camino.

Y quiso el destino, el azar… que tu camino, tus caminos, quedasen definitivamente interrumpidos  por la voluntad diabólica de un desalmado  que consideró que tu vida debía subyugarse a sus obsesiones y caprichos.. Y quisieron las circunstancias, que fueras tú, como podría haber sido cualquier otro infortunado/a , la que ese funesto dia , engañada, siguieras el rastro que no debías y conocieses al asesino de tu voluntad y de tu vida. Y no hubo santo ni ser humano que te advirtiera del peligro. El mal puede venir de cualquier parte:  gritando o silencioso, disfrazado o al descubierto, afable o agresivo, discreto o empuñando …y como los grandes cobardes se aprovecha de las criaturas más indefensas o más confiadas para hincar sus fieras fauces, aunque nadie, absolutamente nadie, está a salvo de ser la victima de cualquier desaprensivo, psicópata y asesino.  Pero el camino sigue ahí, con muchas más luces que sombras, y sobre él seguiremos dejando nuestras huellas millones de caminantes que al igual que tú, Denise Pikka Thiem, un día decidimos salir a empolvarnos con la tierra de los caminos, recrearnos con sus encantos, aprender de sus enseñanzas y valores y ofrecer lo mejor de nosotros mismos.

Y el dolor desgarró tu conciencia.Y el segundo golpe insensibilizó tu dolor. Y Yacías sin vida sobre un sueño ensombrecido. Y te sepultó mutilada, sin las manos que la delataran, en una tierra a la ribera del camino en la que enterró todas tus esperanzas, sueños, recuerdos, anhelos y amores y unos cuantos años que deberías haber vivido.. Y sólo con cuarenta y un años, abandonaste,  expulsada por la fuerza de la sinrazón y las armas de la barbarie, el mundo de los vivos y todos los caminos.

Y dicen que más de un peregrino, en el instante mismo  en el que te arrancaron del camino, escuchó un llanto apenas audible y sin origen. Y un incontenible reguero de lágrimas humedeció un suelo vestido de negro.


Todos mis besos.







2 comentarios :

  1. Novechento, como siempre, gracias, por escribir, por compartirlo con nosotros, por contarnos,

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