La cuarentena:

La cuarentena:

Una nueva entrega de Peregrini.

-          ¡¡¡Pero qué mierda es esta ¡!!!!

Al principio Peregrini no podía creérselo, a mediados de marzo de 2020, recién jubilado después de 38 años de duro trabajo, sí, sí de duro trabajo, y ahora que tenía todo el tiempo del mundo a su disposición…¡ para no hacer nada! el gobierno de su país, debido a una pandemia que se extiende por todo el planeta  decreta el Estado de Alarma: La población que no trabaje en servicios esenciales debe permanecer confinada en su casa y solo puede salir a proveerse de medicinas o alimentos.

-          O a pasear el perro!  grita Peregrini,   y cuánto tiempo va a durar esto?

-          Quince días.

-          ¡Quince días! Joder! En fin: vivir es aguantar, vivir es resistir

Ya sabéis que Peregrini , en las situaciones difíciles, tiene cierta tendencia  a las divagaciones filosóficas.

Los primeros días hizo cosas que normalmente no hacía: limpiar las lámparas, limpiar detrás de la lavadora, limpiar detrás del frigorífico.

-          Por Dios, como se puede acumular  tanta mierda en estos sitios?!

Pasó  la aspiradora hasta gastar el parquet. Tiró facturas atrasadas, nóminas, recibos de la hipoteca,  cartas de antiguas novias … y por fin se encontró con eso que siempre aplazamos: ordenar y quitar el polvo a los libros y ahí es donde apareció el problema: las libretas de notas,

-          Las putas libretas de notas ¡¡

En esas libretas o pequeñas agendas solía apuntar algo curioso que leía en un periódico, en  un artículo, en un libro. Incluso absurdas ocurrencias suyas. Y allí estaban amontonadas, olvidadas, sin ordenar. Cuanto tiempo aplazando este trabajo.

 Peregrini abrió una al azar y allí de pie, apoyado en las estanterías del mueble biblioteca, se encontró  con su amigo Antonio Lobo Antunes. Hacía tiempo que no sabía de él.

-          Donde encontraste todas esas libretas Peregrini,le pregunto Lobo, acaso en uno de esos armarios de inutilidades donde se amontona el pasado: álbumes, cartas, restos de cosas y  llaves desparejadas.

-          Pues si,  en un sitio así las encontré. Las llaves tengo que mirar de donde pueden ser.

-           Peregrini, déjalo,  con esas llaves  ya solo  podrías  abrir puertas que dejaron de existir.

-          Pero …

-          Insisto, déjalo,  todas esas cosas solo servirán para que los arqueólogos del futuro nos reconstruyan a partir de ese cumulo de restos.

-           Antunes, tú siempre tan pesimista,  le respondió Peregrini, dándolo una pequeña palmada en el lomo y dejándolo allí meditabundo y apoyado sobre una balda.

Puso un poco de música y Joan Manuel acudió en su ayuda, como dejar olvidadas las libretas, eso era imposible como volver a dejarlas  entre  esas pequeñas cosas que nos dejo un tiempo de rosas, olvidadas  en un rincón, en un papel o en un cajón. Esas  cosas que uno se cree que las borro el tiempo y la ausencia,  que te sonríen tristes  y que hacen que  lloremos cuando nadie nos ve.

Mientras escuchaba la música sintió, al fondo del pasillo, a su secretaria que gritaba:

-          Cansado, dicen en  la” tele” que  la cuarentena  se prolonga… ¡otras dos semanas!

-          Dos semanas más, imposible. Entonces no vamos a poder continuar en Semana Santa las siguientes etapas del Camino Zamorano-Portugués?

-          No Peregrini, a ver si te enteras, estamos confinados,…  con..fi…na…dos. ¿No entiendes el término? Solo se puede salir para realizar servicios esenciales.

-          Querida, El Camino es un bien esencial, e…sen… cial, remacha Peregrini.

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Nota: Un saludo para todos. Espero que estéis bien.  Creo que con el respeto que la situación merece

tambien cabe un poco de ironía y de broma.